Friday, October 31, 2014

~Entrevista con el Vampiro: Mi crónica como fan durante 20 años después de su estreno en México.

A tan solo cuatro años de que Anne Rice renaciera de sus propias cenizas, cual ave fénix con cabellos plateados (y luego de rechazar su conversión al cristianismo que le duró más de una década), ese viejo filme llamado Interview with the Vampire, o su traducción latinoamericana: Entrevista con el Vampiro, protagonizada por el niño fresa de Hollywood de los ochenta de nombre Tom Cruise; la, para entonces, cara nueva Brad Pitt; el poco conocido Christian Slater; el, casi, recién llegado a Hollywood Antonio Banderas, se vuelve a poner de moda 20 años después de su estreno –esperando así que incluya terciopelo y satín–.

Me causa una particular y especial sensación regresar mis recuerdos 20 años atrás, una serie de flashbacks se apoderan de mi mente, trasladándome a mis días de secundaria… suéter azul marino con falda gris, mochila negra a la espalda y libretas forradas con imágenes de Depeche Mode, ¡era una adolescente de 14 años! Supe de la película –sin conocer el libro–, una tarde de domingo a través del canal 5 de t.v. abierta, donde había cápsulas de cine, en las que un tal Oscar Uriel –hoy día reconocido crítico de cine en México– daba un adelanto de las películas que estaban en cartelera y una de ellas, justamente, fue Entrevista con el Vampiro. Probablemente fue un miércoles y un jueves, cuando me fugué de casa, sin permiso de mis papás, para ver la película dos días seguidos. Conocía a Tom Cruise por otros filmes como Días de Trueno y Top Gun, está última, que incluyendo el soundtrack, eran de mis favoritas. Pero al resto del elenco no lo conocía, así pues, las semanas siguientes fueron trascendentales en mi vida. ¡Sí, a ese grado! No había internet al alcance, no había programas dedicados al cine, solo había revistas (como la Cine Premiere, que dedicaron portada y tres páginas a la película) y periódicos, medios por los cuales descubrí que no solo se trataba de una sencilla película, si no que era una adaptación cinematográfica de un libro que poseía el mismo nombre, escrito por la autora norteamericana Anne Rice, el cual estaba compuesto por una serie de libros denominados Las Crónicas Vampíricas que incluían además títulos como Lestat el Vampiro, La reina de los condenados y El ladrón de cuerpos.

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-Cine Premiere número 3, diciembre del 94.-

Ante la obsesión de saber más y más, consultaba periódicos y revistas y hasta el tele guías, hubo una revista que, aunque no era de mi total agrado, me atraía por la información que encontraba de los actores de la película, especialmente de Antonio Banderas, ya que la revista era española y se llamaba Súper Pop, cuyos números confieso haber coleccionado hasta el 96.

Recuerdo haber leído serias criticas entorno al filme, tanto en su proceso de realización, sus actores y su temática. Un comentario que me sorprendió fue la confesión que la propia autora hizo cuando se enteró que Tom Cruise le daría vida – y/o muerte, entendiéndose en ambos sentidos– a su personaje; los productores le hicieron al actor repasar cada uno de los personajes del libro para luego plantearles cómo es que entraban en la historia. En algún momento previo, Rice adaptó el guión para que el personaje de Louis fuera interpretado por Cher. La película se consideró rodar en 1992, pero tuvieron que suspender el proyecto porque la famosa película Drácula del director Francis Ford Coppola se les había adelantado. Lo peor vino cuando uno de sus personajes principales pereció por una sobredosis de drogas, ya que antes de que se eligiera a Christian Slater como el reportero que hace la entrevista y justifica la historia, el papel estuvo considerado para que River Phoenix lo encarnara, por tal razón, en los créditos aparece la leyenda de que la película esta hecha en memoria a Phoenix.

Los años continuaron pasando y en algún centro comercial, de la misma plaza donde asistí a ver la película 3 o 4 años antes, di con el soundtrack en disco compacto. Sympathy for the devil, el cover que había cautivado mis oídos, finalmente pude considerarlo entre mis manos; si bien, gracias a mi padre, ya poseía la versión original y en versión extendida; pero para mi época, para mis días, la versión de los Guns & Roses era mi máximo. Más tarde, obtuve el cassette gracias a una amiga que nunca planeó regalármelo, pero que, debido a las circunstancias que la envolvían, supo que yo era la persona elegida para conservarlo como una joya. (¡Gracias mi querida Elena, aún lo conservo!) Para esas fechas, ya había conseguido parte de Las Crónicas Vampíricas, empezando con La Reina de los condenados, venido de mi hermano mayor, quien tuvo la buena fortuna de toparse con él: “Yo soy el vampiro Lestat. ¿Me recordáis?…” Fue lo primero que leí de todas la saga de Las Crónicas y que se fue completando poco a poco con Entrevista con el Vampiro, Lestat el vampiro, El vampiro Armand y Merrick, fecha para la que entonces, apareció un nuevo filme, al que a mi gusto tuve que encontrarle un equilibrio.

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-Original Motion Picture Soundtrack – Interview With The Vampire @ Music composed by Elliot Goldenthal [CD & Cassette]-
Si bien, según, las críticas de nueva cuenta, La Reina de los condenados resultó un fracaso total, pero no para mi… okay, sí lo era, pero no del todo, hubo algo que lo equilibró. Recuerdo haber salido del cine preguntándome en voz baja: “¿Qué chingados hicieron con la película? ¡Le partieron la madre a los libros!”. Y a la vez decía: “¡Pero ese soundtrack está genial!” Y es que, para el 2002, fecha en que salió la película, yo era fan de bandas como KoRn, Marilyn Manson, Orgy, Linkin Park y Deftones, de hecho, un mes antes de ver la película, había asistido a un concierto que KoRn y Linkin Park habían ofrecido en la ciudad de México y… ya me estoy saliendo del tema… Y aunque las voces de los vocalistas no se escuchaban en la película, la voz de Jonathan Davis sí, por lo que me alborotó la adrenalina. Tuve que esperar un par de meses para conseguir el soundtrack, mismo que desde entonces pertenece a mi repertorio musical de canciones escuchadas una vez al mes.


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-Original Motion Picture Soundtrack – Queen Of The Damned @ Songs by: Jonathan Davis y Richard Gibbs-
Y volviendo a la película y el libro ¡qué tristeza me daba ver el resultado de la fusión de dos libros! La omisión de unos y la poca importancia de otros personajes de ambas obras, como Maker y la leyenda de las gemelas; Gabrielle, el propio Magnus, creador de Lestat; Amel… y todo los demás que un lector de Las Crónicas debe de saber. Así que, mi único consuelo para ver el filme en futuras ocasiones, fue que no tenía que verla como algo proveniente de un libro llamado La Reina de los condenados, sino como una película de vampiros, con buenos actores y un soundtrack estupendo. Habrá personas que no lo entenderán, ni modo. Por esos mismos días, me topé en internet con el guión original de la película Entrevista con el Vampiro, con encabezados de escena y que además incluía los diálogos de las escenas que fueron eliminadas. Un guión muy completo. Pero no fue hasta el 2004 cuando tuve la oportunidad de conseguir la película Entrevista con el vampiro en su edición de aniversario por los diez años. Y para el 2008 La Reina de los condenados con los vídeo clips extra, con las canciones que Jonathan Davis y Richard Gibbs compusieron y que Stuart Towsend actuó.

Veinte años pasaron ya desde que me paré en el cine para ver esa película y que el día de hoy vuelve a llamar la atención y es para anunciar su posible re-make aunado a un conjunto de películas ¿Cómo, cuándo y quiénes actuaran? Aún es incierto. Y es extraño, porque si quiero ver en la pantalla todos los personajes que Anne Rice creó para formar sus Crónicas, al menos la mayoría, quiero ver con objetos, con paisajes y movimientos todo aquello que me imaginé; pero también es cierto que tengo miedo de que me vuelvan a decepcionar. Los vampiros están en crisis, el culto se masificó y algo se quebró. Confiar en una buena película de vampiros ya es cosa difícil y ni hablar de libros.
¿Será que el Príncipe Lestat nos salvará? Con seguridad lo sabremos en una década más.

Por: Ana Boa-Morte

Sunday, August 25, 2013

La Abadesa

La abadesa vestía un atuendo azul marino con acabados y encajes en color negro. Era un vestido realmente estrecho, ajustado a su pecho y cintura, daba la apariencia de que el busto se desbordaría del corsé. Emeric, de escasos 42 años de edad, se acercó y la rodeó con el brazo izquierdo al tiempo que pegaba su cintura a la de ella, para después hacer los mismo con los labios. En algún momento su piel se encrispó a consecuencia de un frío helado que por la ventana entró.
Se decía que la abadesa no solía aparecer en público, no conversaba con hombres y lo poco que deseaba lo hacía saber a través de las monjas. No era un madre abadesa cualquiera, no había monja o novicia que le temiera sin que ella pronunciara una sola palabra, su presencia misma aterraba y sólo con el Abad Laurentium Loftsgaarden del monasterio de Nuestra Señora de la Misericordia mantenía contacto, ya que por orden de la iglesia y por su cercanía, podían atender tanto a enfermos, como a locos mentales.
Un año antes Emeric había entrado por la puerta de la Abadía de Santa Teresa totalmente convaleciente, nadie imaginaría que iría a sobrevivir con tales yagas que estaban dibujadas por todo su cuerpo. Las hermanas habían hecho lo posible para evitar que la peste se esparciera por todo el abdomen y piernas. Alguien de ellas avisó a la abadesa que los enfermos sin cura estaban a punto de ser visitados por el padre Gustav para la extremaunsión. Y como era lo acostumbrado, la visita de ella era prioritaría. Emeric era uno de ellos, pero la abadesa no reparó en él sino hasta que vió a los ocho primeros de los cuales dos de ellos ya habían fallecido. Ella tenía la labor de buscar y elegir a otro hermano. Primero los miraba, veía más allá de su sus rostros y cuerpos putrefactos, los miraba a los ojos, sus facciones, su respiración, la edad; pero también los escuchaba hablar.

- ¿Es de su agrado la muerte? - Preguntaba susurrándoles al oído a cada uno, los que no le respondían es porque ya habían perecido, los que pedían ayuda es porque no estaban listos para morir y los que daban señales de estar tranquilos para el final, les daba la inmortalidad. Emeric estaba tranquilo, parecía muerto pero su respiración lo delataba. - ¿Es de su agrado la muerte? - Preguntó la abadesa. Él abrió los ojos, miró a la mujer vestida con un hábito de color negro. Apenas había alcanzado a escucharla, pero las palabras habían sido claras.

En aquellos momentos había estado pensando en días dentro del castillo, siempre alejado de lo que amaba, primero sus padres y luego de su prima Claudynell. Tenía el ferviente deseo de volver a verlos, pero estaba seguro de que la única manerade de lograrlo era morir, no importaba la forma. Morir era el remedio.
Cuando Emeric tenía 7 años, su tío, Bernardí, hermano de su madre; le dijo: "El destino siempre nos une al final de los tiempos; ya que los fallecidos nunca se van, sólo dejan de ser visibles ante nuestra mirada ordinaria". Sabía que si fallecía, sus ojos volverían a ver a sus padres y a su amada.

- ¡Sí, her...! - Emeric iba a responder «hermana» aunque no estaba seguro de hacerlo, de cualquier forma no pudo, el habla se le estaba yendo. Y por otro lado no sabía si era la abadesa o sólo una monja.

Charlotte era el nombre de la mujer a la que todas las novicias temían, tenía más de 120 años de edad, pero su rostro sólo aparentaba 40 ó 35 ó 36 si se le retiraba el hábito. Ella no era de mal carácter, años atrás se había desposado con Seth, el mismo que la salvó de la muerte. De acuerdo a la época y las necesidades de la abadía, Charlotte fue nombrada abadesa por el padre Gustav. La razón de como llegó a serlo, sólo se limita a que suplantó a la verdadera. Para la hermandad y Seth significaba un control superior, una mejor apariencía del lugar. Pero Seth siempre estaba ocupado en sus asuntos y por esposa no podía tomarla y como ella nunca había sido realmente una religiosa, después de convertir a Emeric, en él encontró lo que le faltaba. Por las tardes, cuando el toque de queda se hacía valer y cuando todos se encontraban durmiendo, Charlotte acostumbraba a vestirse de fiesta y recorría los pasillos del ala oeste de la abadía, donde nadie podía verla y donde siempre se quedaba a la espera de su marido. Así pasaban los días de la abadesa, buscaba entre los moribundos alguien a quien ayudar y que a la vez la ayudaran. 5, 10, 15 años; tal vez 20 largos años sola.
Aquel frío helado que entró por la ventana, le recorrió cada centímetro de la piel. Pero no prestó atención, esta estaba otorgada a la presencia de la abadesa quien días antes le había revelado la verdad. Emeric no estaba apasionado, sino agradecido, no sabía exactamente en lo que se había convertido, pero sabía que podía sobrellevarlo y conseguir su objetivo. Por lo que aceptar los brazos de la mujer frente a él, fue sólo un paso.

- Si el señor así lo desea - dijo Charlotte -, puede quedarse en este lugar tanto como lo deseé. Estará a salvo. Ambos yacían tendidos sobre la cama, el frío que persistía en el ambiente no incomodaba sus cuerpos aterciopelados.

"La abadesa había venido a iluminar un corazón que sufría y ya le pertenecía hasta el fin del mar".

Saturday, August 10, 2013

La Hermandad del Magistrado



Seth, no era un dios, era un hombre educado y formal, justo y de caracter imponente. Muchos le temian y por tal le respetaban; otros le envidiaban y se referían a él de manera hipócrita. Era el más antiguo de todos los antiguos. Para unos, 2 mil, para otros 3 mil años de edad. Pero ¿a quién le importaba? Eso  había dejado de ser tema de discusión allá por el año 1200 d.C, al ver que nadie aparecía para autonombrarse como el más antiguo de todos los antiguos. Desde entonces, él era su gobernador por elección unánime; es decir, todos aquellos que decidieron vivir compaginando sus vidas con la humanidad para no perecer a manos de los Cazadores, los únicos humanos conocedores y justicieros ante los asesinatos de la especie humana.
Cuando alguien era descubierto asesinando a un inocente, se le llevaba a la corte de La Hermandad, la cual estaba encabezada por Seth y el heredero de los Cazadores.

Fue en el siglo xv cuando se formó El Magisterio de La Hermandad; algo así como la mesa redonda (como se les explica a las nuevas generaciones), que además de estar encabezada por Seth y el mortal Bartolomeu, estaba compuesta por Paulus, Claudius, Iulus, Marcelus, Laurentium y Paulinus, inmortalizados por el propio  Seth, (claro, por consentimiento de ellos mismos) quienes observarían los acontecimientos una vez que, su padre, Bartolomeu falleciera.

Durante el siglo xvi, xvii y xviii, el Magistrado se hizo pasar por una abadia y de 1830 hasta 1888 fungió como hospital y sanatorio para curar extrañas enfermedades, cuyo Director, el Dr. Paulus Loftsgaarden atendía con la bendición del Papa y la poca tecnología de la época.
Si bien, para Paulus y el resto de La Hermandad, la bendición del Papa no era algo predilecto, pero para la época un disfraz de cristianismo ayudó para no ser molestados.

La tarea era fácil, en ese lugar controlarían a los ya existentes y los que poco a poco se iban convirtiendo, harían sus leyes y  serían jueces, eligirían al nuevo Cazador y verificarín que todo se respetaran.

Para 1968, Seth y  Zachariah Loftsgaarden eran los que encabezaban La Hermanidad y; fue Max quien acudió ante ellos para acuzar a Emeric de haber asesinado a una joven inocente.
- Y ¿dónde está el asesino? Preguntó Zachariah con su acento tan moderno y voz cavernosa; apenas tenía 71 años de edad.
- Ha escapado Señor y no tuve tiempo de apresarlo.
- ¿Está usted seguro ante tales acusaciones señor Maxime Lielman - Increpó Iulus con frialdad y molestía. Su rostro no había reflejado algo, apenas se había visto abrir la boca.
- ¿Usted señor Maxime, vio a Emeric asesinar a la joven? - Preguntó Laurentium enfatizando en verbo "asesinar".
- ¡Nooo!- Respodió con franqueza- Pero lo vi agachado a un costado de ella, con la sangre esparciéndose en el concreto.
- ¡Suficiente! No podemos concluir su culpabilidad, debemos convocar a un juicio.
- Si es inocente ¿Por qué ha huido?  - Cuestionó Max ante la hermandad. Los jueces se miraron y cuestionaron más.

Bartolomeu planeó una busqueda; era de suma importancia capturarlo vivo, ya que, en dado caso de encontrarlo culpable, seria asesinado en la corte, tal y como era la costumbre. Decisión incluso adoptada hasta por el propio Iulus, nada más ni nada menos que el propio creador del acusado.

Seth poseia un propiedad en cuyo sótano guardaba los restos de todos los que habian sido asesinados de manera justa; conservaba, incluso, el cadaver de la que había sido una de sus esposas; y a pesar de ello, no se hacía a la idea que, tarde o temprano el cádaver de Emeric formaria parte de la colección de huesos.
Iulus se sentía avergonzado por las acusaciones, sentía pena por su dicípulo. No podía hacer algo para remediarlo hasta que él no apareciera y diera su propia versión. La misericordía no tenía cabida, ni si quiera podía pronunciar la palabra frente a Seth. Para Iulus, Seth era un ser misericordioso, pero también justo. Años atrás se había hecho justicía con la mujer que había convertido a Emeric sin su consentimiento. Ahora se trataba de hacer pagar al inocente.

Wednesday, July 10, 2013

El primer sueño

   No sabia dónde estaba, las calles no se veían muy limpias y el asfalto era extraño, parecía empedrado de pueblo. Trató de mirar a los lados, pero no distinguió algo con claridad. Un grito desgarrador de mujer le heló la piel, parpadeó y en un dos por tres estaba mirando a una mujer resbalandose de las manos de un hombre con rostro de animal. El momento corrió con lentitud, el rostro macabro del hombre, parecía provenir desde el infierno. Tenía los ojos rojos, las cejas y las orejas punteagudas y lo peor de todo es que tenía los colmillos tan grandes como una estalactita.
   - Es imposible - pensó o expresó. Lo único que quería era huir. Pero en otro parpadeo de ojos, ya no estaba ahí; de pronto conprendió que yacía en el suelo, vestía una sudadera negra con unos jeans marinos manchados de aceite, tenía un dolor de cabeza tan fuerte que sintió que le iba a estallar.
   Sed, tenía sed.
   Al abrir los ojos, poco a poco comenzó a distinguir su entorno y así reparó en la presencia de alguien parado frente a él.
   - Nunca le cuentes a alguien lo que acabas de soñar. - Y sin decir algo más, aquel hombre desapareció ante la mirada atónita de Quim. Se había drogado de más.

Wednesday, April 25, 2012

Literalmente hablando, he estado en el infierno.
Tengo tanta cosa para decir,
Tengo tanta cosa que sacar de mi,
Tengo tanta cosa que olvidar.
Literalmente hablando, como un ave Fénix, resurgiré de mis cenizas.
Tengo tanta cosa para decir,
Tengo tanta cosa para meter en mi,
Tengo tanta cosa para recordar.
Hablando con palabras reales, seré feliz y no dejaré que nadie me lo impida.

Tuesday, March 03, 2009

MaidenFest, México DF, 28 de febrero 2009.

Después de perderme el concierto del año pasado (2008) por culpa de una puta fiebre que no permitió ni dar dos pasos fuera de la cama, éste 28 de febrero cobré venganza de mi propio cuerpo (por no aguantar una pinche fiebre) yéndolo a magullar a al Foro Sol (o Fero Sol, como decían algunas playeras piratas, menos mal que no decía Airon Meiden). Llegué justo cuando subió Morbid Angel al escenario, por lo tanto Agora y Harris a la verg@. Me olvidé de todo, menos de la chela que me estaba bebiendo y me dispuse a escuchar el rasgar de esas guitarras, el bajo, la bataca y por su puesto la estruendosa voz de David, una banda a quien conocía poco y que nunca había visto en vivo, pero que al final me dejó con las ganas de correr a bajar sus discos, claro pa’ después comprarlos conforme vayan gustándome. Cuando terminaron y Atreyu subió, me dispuse a escucharlos también, mucho había oído decir que eran un asco, pero no quise someterme a tal descripción al 100% si no los conocía, pero ahora que los conozco lamentablemente puedo decir que ni madres perderé mi tiempo en prestarle más atención, lo siento, no me agradaron (punto). La segunda de mis prioridades en ese concierto fue Carcass: Jeff Walker, Bill Steer, Michael Amott y Daniel Erlandsson con “Buried Dreams”, “Heartwork” etc etc… canciones que me hicieron mover la cabecita como buena niña merol que soy y echar varias carcajadas con mi acompañante por compartir la misma idea de que la ñora guera de cuarenta y tantos años que estaba a nuestro lado se parecía al Eddie (tal vez era su mamá). Para esas horas ya había oscurecido y el alcohol en mis venas comenzaba a hacer efecto, pero sé que se me quitó cuando la voz de Winston Churchill comenzó a escucharse por todo el foro anunciando el intro de la maravillosa canción ACES HIGH inspirada en un piloto de la RAF de la Segunda Guerra Mundial haha, mi rola favorita. Bang! Bang! Fuegos artificiales y la voz de Dickinson diciendo “There goes the siren that warns off the air raid”. Si, ahí estaba yo, quemando mis pupilas para ver a la doncella. 2 Minutes To Midnight me recordó a un amigo que por alguna extraña razón dice recordarme cuando la escucha también. La tercera canción, la cuarta canción, caray las iba numerando, hasta que llegó The Tropper; la primera imagen en mi mente fue ese viejo poster promocional en el Madison Square Garden de 1983 con el soldado y la bandera inglesa, que tenía en mi cuarto y el cual le pertenecía a una amiga que en la altura me lo dejó de encargo para ser vendido al mejor postor (claro no fui yo) y que, cuando en ese momento Dickinson salió con su uniforme y con la bandera inglesa en mano provocó que gritara como desesperada en acto de violación. Por su parte Run to the Hills, me recordó al bajista de Moonspell que en el día de mi cumpleaños me mandó felicitar mandándome a Correr por las Colinas. En Iron Maiden sentí ahogarme, estaba muerta de risa con la momia del escenario y con la ñora que seguía casi a mi lado, por un momento no supe distinguir entre la realidad y la ficción. Mas fuegos artificiales. Bang! Bang! The Number of the Beast, el Robo-Eddie en The Evil That Men Do hasta que Sanctuary marcó el fin de la merolefica noche. Dolor de pies, de garganta de cuello, pero con un corazón radiante de felicidad esperando volverlo a vivir. GRACIAS!!!

Tuesday, January 20, 2009

Axioma

Pensar en este mundo me harta...
Prefiero escuchar qué tan triste está Peter.
Me pregunto en qué momento de su vida habrá estado.
Pero aún así la gente lo ovaciona y Peter sigue cantando.
Tristeza... necesito un exorcismo.
Agonía que circula por mi alma.
¿Por qué si existe no estoy en contacto?
¿Dónde puedo comprar el imán que me una a ellos?
En cambio, cuando estoy cerca me siento tan lejos.
¿Por qué Dios vomita a los tibios?
¿Por qué Dios me vomita?
Me duele de la misma manera como me duele el desprecio de mi madre.
Pero aún hay cosas que me gustan.
Hay ritmos que me hacen mover.
Que hacen que mi cuerpo se mueva de un lugar a otro.
Y sonrío y me gusta.
Y río y me avergüenza.

Antídoto

Éste cuento fue escrito originalmente en portugués por un escritor llamado José Luís Peixoto y que se encuentra en inglés dentro el album Antidote de la banda portuguesa de metal Moonspell.


Antídoto
Traduccion: Ana Zúñiga.

Eran hombres antiguos. Estaban a la vuelta de una mesa de madera gruesa. En el cuarto, detrás de las paredes, se oía el primer grito de aquel niño que acababa de nacer. El padre irguió el cáliz sobre la mesa. El brazo levantado y el cáliz en la punta de los dedos. Los brazos, los cálices y las miradas de los otros hombres se levantaron también. El padre brindó la vida del hijo que acababa de nacer. Posó el cáliz sobre la mesa: el cristal la madera. Todos entendieron cuando dio la espalda. Caminó pasos breves por la casa y abrió la puerta del cuarto. La madre estaba acostada en la cama recargada en muchas almohadas blancas, agarró al niño en los brazos y levanto la mirada mezclada de respeto y ternura en dirección a la puerta. El padre avanzó solemne por el cuarto y se sentó en la cama. La madre: el rostro transpirado, el pelo pegado a la frente por el sudor, los ojos grandes. La madre lo miró cuando le extendió el niño a los brazos. El padre sintió el cuerpo del niño en aquel momento, sintió que la muerte nada podría contra él. Pasó un mes y pasaron diez días. En otra casa de la villa, eran otros hombres antiguos. El padre, otro padre, posó una jarra que tenía guardada para abrir aquel día. Y se oyó un grito de niña a desgarrar los lazos que la hacían nacer. Con los ojos sonrientes, el padre agarró el cuello de la botella. Y se escuchó un grito de la madre que era como si estuviese aprisionado en el interior de la tierra y se estuviera liberando en aquel momento largo. Un grito hecho de sangre. El padre dejó la jarra cerrada en la mesa, dejó las miradas de los hombres en la sala y salió corriendo. Entro en el cuarto atravesando la corriente de mujeres que salían y encontró a la madre recostada en la cama. Tenía a la niña en los brazos. Su cuerpo estaba doblado sobre el cuerpo de la niña y lloraba. El padre corrió hacía ella. Se sentó en la cama. La madre levantó el rostro, los ojos eran el fondo de las lágrimas, dos pozos en la noche, y le extendió a la niña que acababa de nacer. El padre recibió a la hija en sus grandes brazos. En los ojos del padre el iris era como la luna llena tocando un lago, era como una noche castaña hecha de tierra y de barro, la pupila era como un túnel negro que tenia el grosor de una aguja y que entraba dentro de él, dentro de él. La piel de la espalda y de las piernas de la hija, tocaban la piel del interior de los brazos del padre. Tenía los ojos castaños poco abiertos, tenia cabellos muy oscuros, tenia una nariz y unos labios pequeños de niña acabada de nacer. El padre se la alejo un poco de sí mismo para ver que el pecho de la niña era tan transparente que casi no se distinguía. Era como si no tuviese piel y su pecho fuese hecho apenas de sangre, de músculos rojos de sangre atravesados por venas de sangre roja y azulada. El rostro de la niña existía indiferente a la sombra de la mirada del padre. Sobre la mesa, los cálices seguían inmóviles. La jarra cerrada e inmóvil.

El niño tenía tres años. Por primera vez percibió que el padre salía a cazar. Aunque no supiese lo que era cazar, el niño notó que el padre iba a salir y que llevaba la escopeta. En esos días el padre era una parte grande de su mundo. El niño no notó que el padre no iba a cazar, pero notó la importancia, el entusiasmo. Su mundo eran pequeñas bromas y sentimientos profundos, por eso notó lo más fundamental. Era de madrugada. Era el momento anterior al momento en que todas las cosas comienzan a despertar. En la cocina, el niño caminaba alrededor de la sonrisa del padre. ¿Quieres venir conmigo? El niño quería, pero no podía porque era muy pequeño. El padre río de ternura. Con la escopeta en la espalda y con un pequeño lunch, dio la mano al hijo y dieron algunos pasos por la cocina. Cuando el padre abrió la puerta, los ojos del niño se llenaron de un rebaño que llenó las calles como un río. Las ovejas miraban hacia el frente y caminaban encimadas unas a las otras. Era necesaria la atención para, en aquel momento, distinguir las ovejas. Con tres años, el niño no tenía esa atención. El padre y el hijo quedaron juntos durante el tiempo en que las ovejas tardaron en pasar. Juntos detuvieron los rostros. Sabían y, así, sentían la presencia uno del otro. Existía una luz nítida posada sobre el inicio absoluto de la mañana cuando el pastor viejo pasó por ellos y les dijo buen día. El niño quedó en silencio mirando hacia la perra que perseguía los pasos del pastor viejo y que miraba en silencio al niño. Cuando el padre se despidió, las ovejas ya habían desaparecido. En ese instante, con tres años, la niña acababa de salir de casa. Iba toda tapada, vestida con una camisola hasta el cuello, al regazo del padre. La madre caminaba al lado. Era una mañana del fin de otoño. Las calles, como en otoño, parecían no querer acabar. Los pasos del padre y de la madre, eran serios y silenciosos. Ambos sabían que iban a llegar al lugar. Ambos sabían que el tiempo iba a pasar dentro del automóvil. Ambos sabían que iban a mirar hacia la fachada del hospital. La niña sentía el aire húmedo y frío en la piel del rostro, sentía la protección de los padres al andar silencioso. En cuanto caminaban en calles que no acababan, durante aquella madrugada que no pasaba, la niña sentía alguna cosa que era el camino para el hospital. Entre tanto, la niña no sabía que iban al hospital. Entre tanto, la niña noto que los padres habían escogido las mejores ropas y noto que los pasos eran serios y silenciosos. Y, por detrás del rostro de los padres, avanza la idea de llegar al hospital, la idea del médico mirando el pecho de la niña, cuando sobre la calle surgió una marea lenta de ovejas. La niña al regazo del padre, vio las ovejas acercarse lentamente y vio a los padres retroceder al borde de la cera. Las ovejas los rodearon. El olor de las ovejas. Pasaron muy cerca de los zapatos nuevos del padre y el vestido blanco de la madre. Al final del rebaño, como al inicio de la mañana, venía el pastor viejo. Cuando paso por los tres, dijo buen día. Esperaron, y continuaron la distancia de su camino.

La primera vez que el niño sintió miedo fue cuando la madre le explicó que padre no regresaría. Después de ese día, después de ese día supo que había cosas que partirían para nunca más regresar. En ese instante, en otra casa de la villa, la maestra abrió un libro de fotografías y la niña vio por primera vez un cuerpo desnudo, como si esa imagen la atravesara. Antes la niña se sentó en su silla, después de que la maestra entro a la oficina. El niño con una camisa de verano. La niña con una blusa abotonada hasta el cuello. Era una camisa y una blusa que tenían el tamaño de las ropas de los niños de nueve años. Las palabras de la madre y las fotografías del libro eran puertas abiertas para un cuarto oscuro. Eran puertas que en el centro de aquella tarde, se abrían para la noche. El miedo era el veneno. En ese día la niña sintió miedo por primera vez. El movimiento de una estrella en el cielo puede ser exactamente igual al movimiento de una hierba anónima, indistinta de todas las otras, en medio del campo. Los movimientos de los rostros del niño y de la niña fueron exactamente iguales, porque aquello que existía dentro de ellos era exactamente igual. Llegaría un día en que las calles quedaría decirlas al aproximarse. El lugar de las ideas que tenían quedaría vacío. Llegaría un día en que podrían olvidarse de ese veneno. Ese día llegaría pero estaba lejos de aquella tarde antigua. El niño y la niña miraron para los dedos en el cuello, bajaron la cabeza. Entre las palabras que la madre y la maestra les decían, distinguían la palabra coraje. Y la sed podría aproximarse de sus labios. El miedo, el veneno. El coraje. Y continuaron el camino de tiempo que los llevara para el momento que habría de unirlos aún más por completo.